Retorno a la lírica,
o la <<lírica>>
Óleo y técnica mixta sobre lienzo, 135 x 200 cm., realizado sobre 2011.
Volver, una vez más, retornar de
nuevo a la lírica, después del cinismo y el silencio cómplice internacional de
los medios de comunicación occidentales sobre las tragedias recientes en
Bolivia y chile: el neofascismo apoyado, sutilmente, por estas superpotencias ultra
mercantiles del planeta… Y también de
las mentiras y manipulaciones oficiales sobre los recientes acontecimientos en
Catalunya: <<”Los buenos” y “los malos”>>, decían, algo así como en
las antiguas películas de vaqueros del oeste. Los “malos”: una gran parte del
pueblo catalán, y los buenos –obviamente-:
la policía, “indefensa”, “desprotegida” ante una jauría “minoritaria” de
miles y miles de manifestantes impotentes e indignados por el procès.
Bueno, pues después de eso y mucho más,
volver, volver como recurso, como forma de vida (algunos no tenemos otra: la
lírica o el arte), como asidero cierto y benévolo e ingenuo, si así se quiere ver;
retornar al soporte de las palabras, al penumbroso diván de la prosa, sin más
pretensiones, o más exactamente: sin ninguna pretensión más que la de descansar
un poco después de tanto despropósito. Y
llegar, sea por dónde fuere, al valle quieto y extenso de las estrofas diluidas
en el remanso de las horas paradas. Y
los días, obviamente, son todo ese amplio conglomerado de vivencias,
experiencias, sensaciones y sentimientos que van transitando en el transcurso
de esas horas por el inestable escenario de esos días aludidos y anónimos.
Volver como recurso irrenunciable al
intimismo de las palabras es un rechazo, en parte, aunque transitorio, al mundo
real y cotidiano que nos agrede dulce e intermitentemente hasta que, sin darnos
cuenta, llega, como ya se ha dicho, a una grosería sin reservas difícil de
soportar por mucho tiempo.
Y sí: uno realmente hace tiempo que está
vomitivamente saturado de tanta información/desinformación/pseudo-información
y post-verdad oficial (en todo esto
expresado el gobierno de turno no participa, no tiene poder, es mero espectador
de lo que le dicten las grandes potencias) porque, hoy en día, y para quién
quiera enterarse, y repito, la información <<oficial>> del Estado está netamente dictada por nuestra
civilización “perfecta”; es decir: por el Régimen planetario
neoliberal-Occidental, que marca, implacablemente, los ritmos y los tiempos en
los que escupe <<sus noticias>>
a sus cándidos súbditos, o sea, nosotros, el pueblo, tan bien
intencionados e, incluso, cultos y de cierto nivel crítico. Pero son muchísimas –demasiadas- las veces en que la <<crítica>> se convierte en una “crítica”
escandalosamente autocensurada.
¿Dónde, pues, está la tan cacareada
Libertad del mundo “democrático”?
Así pues, es mucho mejor,
más sano y mucho más honesto, por ejemplo, ser el vendedor-comercial de un
establecimiento de motos que, en un momento dado, le vende –literalmente- una moto a su cliente. El
Sistema, el Régimen, nuestro régimen perfecto de
“libertades”, “derechos humanos”, etcétera, nos vende dosificadamente y durante
toda nuestra vida -¡que no es poco!- una
perversa y peligrosa moto de lujo pero que lleva, ya de fabricación, pésimos
neumáticos y aún peores frenos… Una moto
con la que en cualquier momento podemos fenecer por exceso de <<velocidad>>:
incomprensión, hastío, desengaño y, replanteamiento de la más básica y elemental
ética de la existencia; de toda nuestra existencia.
¿Qué ha sido, qué será de
nuestra Vida en un Régimen neta y exclusivamente Mercantil, y, sutilmente Policial? No lo sabemos, no queremos saberlo y, yo al
menos no lo sé. Pregúnteselo usted
mismo, tú mismo, tú misma, tan bella, tan candorosa, cuando vas por los márgenes
del río, luminosa, drástica de formas, sin percibir, quizá, la gran corriente
de sus aguas.
Café Easo, Zgz.
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