domingo, 17 de noviembre de 2019





                    NADA  QUE  HACER


NO HAY NADA QUE HACER (ellos lo saben...); absolutamente nada que hacer.   
Se produce un golpe de estado en Bolivia con más de veinte muertos, de  momento (parece ser que el golpe ya estaba muy preparado por la superpotencia del norte),  y las potencias occidentales pasan de puntillas –deliberadamente- por la noticia como si la cosa fuera irrelevante, e incluso sus Medios, tienen la obscena desfachatez de que, cuando sacan a un representante de ese país, resulta que optan por la voz de la autoproclamada “presidenta en funciones”    que representa al nuevo gobierno neofascista que, como resulta obvio, apoya tácita y taimadamente todo Occidente en su conjunto.

¿Os acordáis del “autoproclamado”  (por Estados Unidos) presidente de Venezuela Juan Guaidó: hombre intocable, y que ha campado a sus anchas por toda Venezuela con la chulería y desfachatez de quién se sabe protegido y apoyado por las grandes potencias del “bien”, la “verdad”, la “democracia”, los “derechos humanos”, etcétera…?  Pues en Bolivia han repetido la jugada pero más rápida: todo ha sido celeridad y sorpresa para la ejecución del golpe y, tácito apoyo (de momento: luego será un apoyo incondicional y activo) de los medios occidentales.

Lo dicho, NO HAY NADA QUE HACER cuando se quiere la guerra –parcial- en el mundo y sus materias primas: Chile, Bolivia, Venezuela, Nicaragua, Irán, Iraq, Afganistán, Libia, Túnez: pantomima de la "primavera árabe, Argelia, Siria, Yugoslavia,    Ucrania (con su golpe de estado pro nazi, apoyado rabiosamente por Occidente)…  casi todo África y, la lista de países sigue y sigue...

Nada, no hay nada que hacer para lograr un planeta -¡o algún país!- más justo, equitativo y, sobre todo, organizado e independiente, y sobre todo que no resulten ser, como Occidente denomina a los muchos países en los que ha colocado un gobierno títere: países con gobiernos “fallidos”, así, sin más, con toda la desvergüenza de los eufemismos que siempre hace gala.

Nada, nada que hacer.  El poder planetario es de ellos. El poder es neoliberal-Occidental.  Pero no nuestro <<NO>>, no el de millones de seres que trabajan, tienen familia, trabajos ultra precarios, tienen hambre, mueren de hambre…  No el de sinceros intelectuales y clases medias de todo tipo (cada vez más mermadas…)  que, en un momento dado, tal vez no se vendan por un podrido plato de lentejas. Tal vez…
 
No hay que engañarse: el paisaje planetario es desesperanzadamente desolador, por estar todo <<bajo control>>.

 (Y ahora, dicho lo dicho, vamos a ponernos todos de “perfil”, mirando a la luna, que creo que está bellísima. Pero, ¿acaso hay luna siquiera?)                                                           

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