martes, 13 de agosto de 2019




Aquí, en la bodega, veo mi rostro en un espejo que no existe.  Veo mi postura, la síntesis de mi imagen, mi mirada.  Aquí, en la bodega, veo hasta mi alma: esa que tampoco existe y sin embargo me busca y me persigue desde los techos celestes de los cafés y tabernas.
Aquí, en la bodega, veo a veces, como hoy, esa esencia sinceramente doliente del poeta que fue/fui/no fui o dejó de serlo a fuerza de dolor y   tiempo, pasiones adormecidas y agresivas realidades.

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