El
pintor MARIANO VIEJO falleció ayer, 3 de julio de 2019… en lo más álgido del
verano. En estos días las adelfas de
los parques de la ciudad están en su
máximo esplendor. Pero sospecho que Mariano, al igual que tantos pintores, era,
sobre todo, un pintor urbano que amaba la ciudad incondicionalmente como punto
de partida y de inspiración instintiva.
Creo,
aunque no estoy seguro por no recordarlo bien, que Mariano Viejo había/habría
leído –más de una vez- a los poetas simbolistas franceses… Su misma figura, tan atemporal, quizá le
delataba cuando iba o venía por las calles del Casco Antiguo al atardecer.
En
cierta ocasión organizó una exposición colectiva en los impolutos sótanos de la
Sociedad Municipal de la Vivienda, en la calle San Pablo; <<CINCO
PINTORES DEL GANCHO>> (I. Mayayo, Gamboa, M. Viejo, Badía y yo
mismo). Recuerdo su paciencia y nobleza
en el momento de repartir los espacios, que, el suyo (habiendo sido él el
organizador), no era el mejor ni el más visible. Son cosas sin importancia, que <<se
dicen ahora>>, lo sé, pero algo o mucho relatan de la persona.
Se
ha hablado desde siempre, en nuestro colectivo, de la bohemia, pero a mí la
<<bohemia>> adocenada y como
pose no creo en ella ni me dice absolutamente nada. No obstante, si la bohemia auténtica existe,
en nuestra ciudad la he conocido sólo en dos auténticos bohemios: Mariano Viejo
y Antonio Cásedas; éste último asociado, por derecho propio, a la atemporalidad
del universo femenino.
Mariano
Viejo ha muerto, sí, y tal vez nuestro colectivo artístico, e incluso los
solitarios a ultranza, se queda y nos quedamos un poco más solos sin él, sin su
presencia por las calles y plazas de nuestra indolente ciudad.
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