viernes, 5 de julio de 2019

El pintor MARIANO VIEJO falleció ayer, 3 de julio de 2019… en lo más álgido del verano.  En estos días las adelfas de los  parques de la ciudad están en su máximo esplendor. Pero sospecho que Mariano, al igual que tantos pintores, era, sobre todo, un pintor urbano que amaba la ciudad incondicionalmente como punto de partida y de inspiración instintiva.

Creo, aunque no estoy seguro por no recordarlo bien, que Mariano Viejo había/habría leído –más de una vez- a los poetas simbolistas franceses…  Su misma figura, tan atemporal, quizá le delataba cuando iba o venía por las calles del Casco Antiguo al atardecer.

En cierta ocasión organizó una exposición colectiva en los impolutos sótanos de la Sociedad Municipal de la Vivienda, en la calle San Pablo; <<CINCO PINTORES DEL GANCHO>> (I. Mayayo, Gamboa, M. Viejo, Badía y yo mismo).  Recuerdo su paciencia y nobleza en el momento de repartir los espacios, que, el suyo (habiendo sido él el organizador), no era el mejor ni el más visible.  Son cosas sin importancia, que <<se dicen ahora>>, lo sé, pero algo o mucho relatan de la persona.

Se ha hablado desde siempre, en nuestro colectivo, de la bohemia, pero a mí la <<bohemia>> adocenada  y como pose no creo en ella ni me dice absolutamente nada.  No obstante, si la bohemia auténtica existe, en nuestra ciudad la he conocido sólo en dos auténticos bohemios: Mariano Viejo y Antonio Cásedas; éste último asociado, por derecho propio, a la atemporalidad del universo femenino.

Mariano Viejo ha muerto, sí, y tal vez nuestro colectivo artístico, e incluso los solitarios a ultranza, se queda y nos quedamos un poco más solos sin él, sin su presencia por las calles y plazas de nuestra indolente ciudad.


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