lunes, 1 de julio de 2019

4, junio, 2019.   NOTAS DE LA BODEGA

“Qué miedo a la Lucidez”,  decía un día…  Y así empezaban unas notas espontáneas y desordenadas, notas de las que ahora, y no sé por qué, me he acordado inesperadamente.

No recuerdo casi nada concreto del resto del texto, pero sí sé que iba todo él sobre esa “Lucidez” impertinente y homicida que a veces acaricia, sutil y sospechosamente, todos los bordes supuestamente desechables de nuestros días, adquiriendo, quizá algunas veces, una forma de apócrifa erudición, de dolor contenido, de crepúsculo deliberadamente en blanco y negro porque, claro está, necesitamos tener un soporte cierto, sugerido al menos, etiquetado (inconscientemente), medianamente elástico, a veces incluso banal…  pero, y digo o quiero decir: con estructura.  Aunque es lo de siempre: necesitamos un suelo medianamente firme y creíble en el que poder pisar, por el que transitar cuando vamos –una vez más-  de una orilla a otra por el puente inestable de la consciencia reiterada y adquirida como hábito.   Pero todo, repetido aunque sea moderadamente,  al final resulta un mal hábito y, un mal hábito (o uno de tantos) es la consciencia de la Lucidez que, por supuesto, no sabemos con aproximada precisión qué es, pero, percibimos con los años que se va transmutando en placentera reflexión dosificada, estructurada, acotada, a veces inquietante…  Demasiado inquietante.

Sí: qué miedo a la Lucidez; miedo por desconocida,  por sobrevalorada, por rebosar de esa teórica luminiscencia interior que no se sabe de dónde viene y, mucho menos a dónde va.

El exceso de supuesta  Lucidez, por muy “supuesta” que sea, termina por ser agotador, desestabilizador, aniquilador.

Y si no me hablan, si no me hablas de Lucidez y demás abstracciones intuidas,  ¿de qué podrás hablarme, como sosiego urgente a mi conciencia, conciencia que no cesa de producir supuesta Lucidez exterminadora?


Háblame de ti, de tus recuerdos, de tu mirada, de lo que sea; anula mi voz interior drásticamente.  Háblame, por ejemplo, de amor.  Es un recurso fácil, incluso cursi y recurrente, lo sé, pero se tú misma cursi si es preciso, y, háblame de amor con urgencia, como yo sé que tu sabes, como yo sé  que sabrás hacerlo en cualquier momento que quisieras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario