4, junio, 2019. NOTAS
DE LA BODEGA
“Qué miedo a la
Lucidez”, decía un día… Y así empezaban unas notas espontáneas y
desordenadas, notas de las que ahora, y no sé por qué, me he acordado
inesperadamente.
No recuerdo casi nada
concreto del resto del texto, pero sí sé que iba todo él sobre esa “Lucidez”
impertinente y homicida que a veces acaricia, sutil y sospechosamente, todos
los bordes supuestamente desechables de nuestros días, adquiriendo, quizá
algunas veces, una forma de apócrifa erudición, de dolor contenido, de
crepúsculo deliberadamente en blanco y negro porque, claro está, necesitamos
tener un soporte cierto, sugerido al menos, etiquetado (inconscientemente),
medianamente elástico, a veces incluso banal…
pero, y digo o quiero decir: con estructura. Aunque es lo de siempre: necesitamos un suelo
medianamente firme y creíble en el que poder pisar, por el que transitar cuando
vamos –una vez más- de una orilla a otra
por el puente inestable de la consciencia reiterada y adquirida como hábito. Pero todo, repetido aunque sea
moderadamente, al final resulta un mal
hábito y, un mal hábito (o uno de tantos) es la consciencia de la Lucidez que,
por supuesto, no sabemos con aproximada precisión qué es, pero, percibimos con
los años que se va transmutando en placentera reflexión dosificada, estructurada,
acotada, a veces inquietante… Demasiado
inquietante.
Sí: qué miedo a la Lucidez;
miedo por desconocida, por sobrevalorada,
por rebosar de esa teórica luminiscencia interior que no se sabe de dónde viene
y, mucho menos a dónde va.
El exceso de supuesta Lucidez, por muy “supuesta” que sea, termina
por ser agotador, desestabilizador, aniquilador.
Y si no me hablan, si no me
hablas de Lucidez y demás abstracciones intuidas, ¿de qué podrás hablarme, como sosiego urgente
a mi conciencia, conciencia que no cesa de producir supuesta Lucidez
exterminadora?
Háblame de ti, de tus
recuerdos, de tu mirada, de lo que sea; anula mi voz interior
drásticamente. Háblame, por ejemplo, de
amor. Es un recurso fácil, incluso cursi
y recurrente, lo sé, pero se tú misma cursi si es preciso, y, háblame de amor
con urgencia, como yo sé que tu sabes, como yo sé que sabrás hacerlo en cualquier momento que
quisieras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario