sábado, 1 de diciembre de 2018

28. JULIO, 2015

Después de la pasión del amor, ésta sigue/seguirá con más fuerza, intensidad y enconamiento.

Después de la pasión del amor –si es que se desea- sólo ha de llegar más pasión y vehemencia, ya que no hay más puertas que accedan directamente a la vida. Casi todas las demás son derivaciones: Puertas falaces que nos llevan al andén en vía muerta para siempre;  múltiples puertas que sólo son patéticos sucedáneos de la llamada “evolución”;  de las “nuevas etapas”, o de eso que “es lo que toca”, con lo que nos engañan para hacernos sonreír como auténticos bobos.

Cuánta invención groseramente convencional para evitar llamar a la muerte (muerte en vida socialmente aceptada) por su nombre.

Después de la pasión del amor sólo puede exigirse mayor grado de amor y pasión, sí, con todas sus consecuencias.


30. JULIO       

Un temor de media tarde se cruza de pronto, lento, por el indeciso lienzo de mi vida, delante de mi vista.

Secuencias agolpadas y fugaces tiemblan en este filo leve de las horas dispersas, esas en las que no amo, y, sin embargo, fragmentos de vida inconexos encienden con violencia inusitada todas las luces que laten desde siempre.

Un temor de media tarde, en el estío quieto, ha entristecido no sé qué pensamientos, formas, texturas y miradas, esas que miran desde la sombra clara. (Sólo quiero las miradas.)

Y quisiera salir a la tarde, y gritar con urgencia si es que ésta no me defrauda, si ésta no está vacía; si ésta, claro está, no viene cargada  de tedio y espanto.


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