sábado, 15 de septiembre de 2018

 2015

Cuando yo me levante desnudo esta noche y, veas así, ante ti, el drástico rigor de los años…

Si me levanto despacio para abrir la ventana y pensar, o querer creer que la leve humedad (y la única luz) todavía podrá venir desde Oriente…

Si bajo a la calle y, aún desnudo, voy hasta ese mar interior, a ese desolado puerto deportivo y encuentro allí, sobre una pequeña embarcación a Wein Li, esperándome, y diciéndome en voz muy pero que muy baja que nada es imposible.  Quizá yo le escuche entonces; quizá reanude ese magistral arte de los sueños, esos que nunca abandonaron todo mi mundo, nunca, y hasta tal punto de  llegar a materializar muchas de las vivencias que alguien de ustedes, seguro, creían imposibles o exageradas.

Vean pues, esta noche, sobre el amplio espacio azul ultramar oscuro. De nuevo Selene desplaza todo su inmenso universo con Wein Li, sí, hacia Wein Li.

-Pero, ¿ya quieres seguir a Selene, hoy, ya tan pronto de habernos conocido?

-Dime entonces, ¿qué argumento de peso habrás de darme para que evite este largo y raudo viaje imprevisible que hoy me espera?       No te confundas. Yo siempre he sido así.

-Ve pues, hasta esos montes del norte de Oriente, en China, pues ya no recordaba la drástica velocidad ente tu partida y posterior retorno. Ah, y dale recuerdos a Wein de mi parte.


-Se los daré.

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