2015
Cuando
yo me levante desnudo esta noche y, veas así, ante ti, el drástico rigor de los
años…
Si
me levanto despacio para abrir la ventana y pensar, o querer creer que la leve
humedad (y la única luz) todavía podrá venir desde Oriente…
Si
bajo a la calle y, aún desnudo, voy hasta ese mar interior, a ese desolado
puerto deportivo y encuentro allí, sobre una pequeña embarcación a Wein Li,
esperándome, y diciéndome en voz muy pero que muy baja que nada es imposible. Quizá yo le escuche entonces; quizá reanude
ese magistral arte de los sueños, esos que nunca abandonaron todo mi mundo,
nunca, y hasta tal punto de llegar a
materializar muchas de las vivencias que alguien de ustedes, seguro, creían
imposibles o exageradas.
Vean
pues, esta noche, sobre el amplio espacio azul ultramar oscuro. De nuevo Selene
desplaza todo su inmenso universo con Wein Li, sí, hacia Wein Li.
-Pero,
¿ya quieres seguir a Selene, hoy, ya tan pronto de habernos conocido?
-Dime
entonces, ¿qué argumento de peso habrás de darme para que evite este largo y
raudo viaje imprevisible que hoy me espera? No te confundas. Yo siempre he sido así.
-Ve
pues, hasta esos montes del norte de Oriente, en China, pues ya no recordaba la
drástica velocidad ente tu partida y posterior retorno. Ah, y dale recuerdos a
Wein de mi parte.
-Se
los daré.
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