Hay en nuestra vida, a pesar de todo,
mucha más belleza de la que podemos digerir, de la que podemos soportar. Llega la noche y, quizá casi todo tiende a la
horizontalidad. Dicen que decía Freud
sobre la tendencia inexorable de la materia a la horizontalidad, y tal vez
acertaba. Yo, en todo caso, en estos dos
últimos años he tenido tendencia a la más drástica y escandalosa de las
horizontalidades inermes varada en
cualquier playa con un pensamiento quieto.

Nadie puede salvarse así, con tanta
incertidumbre por todas partes.
Claustrillo de la cartuja de Aula Dei
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