viernes, 14 de julio de 2017


Han caído todos los velos para cubrir la luz de la primavera. Pero nadie se instala en la sombra simplemente porque sí.  Y nadie domina la misteriosa y aciaga ciencia de hacer que todos los velos existenciales puedan cubrir la luz del mundo, esa luz tan urgente que, sencillamente, se necesita para vivir.

Han caído todos los velos, venidos de no sé dónde, para intentar cubrir la luz,  ya tan intensa.

A mi no me importa, aunque la veo distorsionada.  El oftalmólogo dijo que  tenía una óptima visión, pero lo cierto es que muchos días, demasiados, no veo y voy a ciegas por las calles, y no sé de dónde viene esta <<ceguera>> que me succiona la luz y me impide reconocer las formas en las calles, los bulevares del mundo, las inmediatas metáforas materializadas y, las sempiternas caderas de las muchachas más exultantes,

etcétera….

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