11, marzo. CARTA A WEIN MIN-LI
A pesar del viento, un viento todavía
frío, ha salido el sol con unas calideces que ya proyectan su luz, sí, más allá
del pensamiento. ¿Cómo será tu vida
allí, Wein Li, en aquella pequeña ciudad, tan alejada de cualquier gran
capital?
No he vuelto a ver tormentas como aquellas, a tu lado. Y luego, tu y yo, paseando por los campos de arroz sobre caminos encharcados, viendo todas las luces del mundo, soñando constantemente… incluso tú, Wein, que eres (eras) mucho más pragmática que yo; aunque eso, eso –ay- lo supe más tarde. Pero yo no te daba tregua ni quería que descabalgaras por un momento de nuestros sueños; sueños compartidos y con vocación de perdurar, pues aunque fuera por una vez, pensaba que todo era posible y, realmente algunas noches palpaba el cielo con los dedos, o navegábamos, aladamente, entre inciertas densidades desconocidas donde la gravedad dejaba de tener sentido y, yo, para sentirme más cercano a ti, exageraba o fingía un mareo sin importarme los roles de género, pues conocía que todo cuanto a mí me fascinaba también lo era para ti.
Escuchabas por enésima vez Brothers in Arms, y yo te miraba, sintiendo la extraña sensación de estar en una dimensión desconocida.
Aquí, el azul, me parece más convencional, más fijo, menos –o nada- vibrante; no vivo constantemente <<deslumbrado en la noche>>, noche clara de aquellos dos mil azules sin tiempo.
No contestes a mi carta, pues ya sé que tienes varios amantes, y yo soy algo celoso. Bueno, es broma. Haz lo que consideres.
Un beso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario