miércoles, 2 de marzo de 2016



1, marzo, 1016.
…Qué luz.


Casi hay una luz distinta para cada hora del año.  Cada día tiene su temperatura, su afán,  su inacción, su dolor y su clausura.


A veces cierran las puertas de los cielos, y también apagan las luces que estaban destinadas a iluminar el día.


A veces cierran las salidas naturales de las calles con cancelas invisibles, pero no obstante sabemos que no podemos pasar y que no podremos ver por qué la luz nos falta, y tampoco navegar con la vista por las altas autopistas celestes, totalmente cerradas para nosotros.


A veces las calles se estrechan de pronto y, tenemos la impresión de no poder pasar por ellas.


A veces, también, la salida del garaje se estrecha, incomprensiblemente, y hasta he llegado a pensar que no podría sacar el coche de allí, e incluso le hubiera preguntado a las paredes el porqué se estrechan y no me dejan salir, y qué les he hecho yo para que me causen problemas sin aparente agravio ni justificación.


A veces, los días, tienen estas pequeñas cosas que nos impiden vivir como deberíamos…,  porque vivir, en apariencia es sencillo, aunque a mí, a veces, ya sólo me trae dolor sobre más dolor.

Adonde se fue, por ejemplo, la luz esta misma mañana…
Óleo sobre lienzo, 2002?, 146 x 114 cm.

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