miércoles, 24 de febrero de 2016



Febrero, ya, muy despacio,
va abriendo las ventanas
hacia los extensos
territorios de la luz:
deslumbrados mares celestes
de grandes olas suspendidas
viajando en estremecido silencio
por el ojo  insomne del tiempo.

Y llega –de nuevo- el temor,
muy leve, temblando,
cuando ya las avenidas del cielo
prolongan sus colores hasta perderse
en los interrogantes de un aciago horizonte.


Que detengan, ahora, las inmensas
naves de luz avanzando sin control
por los campos inversos del firmamento.
Quizá, esta vez, ya no pueda con ello.
Probablemente, hoy, ya no pueda traducir
toda la carga de signos en desorden
que traen consigo
las horas dilatadas de la vida…
el vértigo del caos
ya palpitando en el umbral.



 Inesperada aparición en la nave abandonada. Óleo y técnica mixta sobre lienzo, 114 x 146 cm.

No hay comentarios:

Publicar un comentario