9, diciembre
Roma, tan cerca. Hoy, ya todo está muy cerca.
Estos días, ella, mi amor de siempre
(uno se ha enamorado unas cuantas veces, sí, pero no es lo mismo), está en
Roma. Siete días visitando la ciudad. Y yo
aquí, sin moverme, estático, viajando por todos los parajes del mundo.
No me gusta viajar porque, entre
otras cosas, se viaja sin música (los cascos no los soporto) y, claro, así se
sueña menos, muchísimo menos. Y hay un
momento en la vida –es mi caso- en el que ya no se puede dejar de soñar, en el
que es imposible dejar de soñar.
Yo, aquí, viendo por décima vez
LA GRAN BELLEZA, película que trata sobe Roma, su lírica, sus
miserias, y sus pasiones.
Jep
Gambardella, el protagonista, escritor y cronista de la ciudad, comenta,
entre otras muchas cosas: <<En otros lugares, hay otras cosas. A mi no me
importan los otros lugares>>
Jep Gambardella, icono de la
mundanidad en Roma y, posiblemente, hastiado de esas élites culturales y
económicas que no saben qué hacer con su vida, le dice en voz muy baja a un
mago que va a hacer desaparecer a una jirafa: <<Puedes hacer que yo
desaparezca>> << no, Jep –responde
el mago-, es sólo un truco>>
<<Buscaba la GRAN BELLEZA, pero
no la he encontrado>>
<<todo está resguardado bajo la
frivolidad y el miedo, los demacrados e inconstantes destellos de belleza, la
decadencia, la desgracia y el hombre miserable, todo sepultado bajo la
vergüenza de estar en el mundo, bla, bla, bla, bla, bla…>>
Etcétera.
LA
GRAN BELLEZA, de Paulo
Sorrentino, 2013.
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