lunes, 27 de julio de 2015



EL CIERRE DE OTRO GRAN CAFÉ.   27, julio, 2015.

Sólo hace unos días en que, yendo por la calle Fuencarral, y ya en la glorieta de Bilbao, estuvimos a punto, mi amor y yo, de almorzar en el Café Comercial.  <<Mejor otro día… En la terraza hace mucho calor y, el interior, parece poco “ambientado”>>  ¿Tal vez lo dijo ella, o quizá lo pensamos a la vez?

Bueno, pues el caso es que ya no podrá ser, y, como nunca se saben estas cosas, ahora, ya el Zaragoza, nos enteramos de la noticia, noticia ampliamente comentada en la radio y como no podía o debía ser menos: “El Café Comercial, el café más antiguo de Madrid, cierra sus puertas…”
Algo así, poco más o menos, era el enunciado de la noticia. Luego, como ya he dicho, ha seguido el amplio y más que merecido comentario.

Vamos, total nada: más de ciento treinta años de historias personales, íntimas, anónimas, tragedias y goces múltiples, tertulias literarias que van –no recuerdo a todos- desde Antonio Machado a Francisco Umbral.

La noticia quizá me coge frío, descolocado, existencialmente perdido, desolado y sin rumbo.  Pero es una de esas noticias por las que uno puede llegar al llanto, y sencillamente por un dolor lírico, abstracto y pretérito; dolor exteriorizado a la vez que ignorante de tanta palabra escrita y hablada que allí hubo y se fraguó con intensidad y pasión.

Casualmente, ese mismo día, perdí las gafas y, sobre todo, mi querida pluma con sistema de carga de émbolo.  Y las perdí a ambas, gafas y pluma, en un confortable, cómodo y exquisitamente decorado y anodino café cerca del mamotreto del Edificio España.

Hubiera deseado decir, hubiera querido pensar que, esas gafas y esa pluma las había extraviado -!al menos!- en el histórico y embarnecido Café Comercial.  Pero no ha sido así, y además también sospecho que, para colmo, también pude perderlas en el amplio, extenso y teatralizado espacio de la gran Plaza de Oriente; esa grandiosidad de reiteradas monarquías y espacio ambiental –y preferencial- para los periódicos discursos fascistas que allí hubo.
Descanse en su gloria, literaria, profana, mística y popular, el gran Café Comercial.

En el Café Comercial con mi h., 2014.

2 comentarios:

  1. Lástima que sucedan estas cosas, no sé si sabe que una multinacional de China ha comprado el edificio de Plaza España. Y pretenden demolerlo para construir un monstruoso edificio.

    Saludos.

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