CASPE, sábado noche, 27 de junio.
La Fireta.
Hombres solos, dueños de la
nada, por la periferia o el alambre
destensado del tiempo; de un tiempo, el que sea.
Yo, o sea quién fuere, amigos, da
igual. Vienen desde la ciudad a visitarme, agradezco la
visita, me alegro: qué bien comunicarse, cambiar impresiones…
Soledades antiguas, consabidas confidencias
previsibles. Pero al final es lo de
siempre: hombres solos –yo, quien sea,
da igual- en el palco preferente de la
noche donde se representa el gran teatro de la nada: la belleza que va de paso y no se detiene en
la puerta de los ojos que la miran.
Le digo: <<Hemos cogido “un palco”, aquí, en la
Fireta>>. <<¿La Fireta?>>,
pregunta. <<Sí, es el nombre del
barrio. La otra bodega, esa que estaba
tan bien ambientada, era la del Pueyo>>.
Hablamos, miramos, interrumpimos la
conversación. Quiero ser cortés y digno
y educado guía de estas fiestas, y quizá tal vez lo consigo,
pero hay una soledad atávica, muy remota y, en donde el universo femenino (su
teórica accesibilidad) se va alejando para dejar paso a una sordidez ya
conocida.
Cervezas, noche cálida de cuerpos e
indumentarias medievales, a contraluz, silueteando elipses o realzando
cabellos, moños renacentistas y perfiles de rostros eternos.
Siento los tópicos, tan necios, tan
obvios y pensados, tan inmediatos y materializados; tópicos de las horas donde
se quiebra el alambre…. O se destensa
el mundo.
Seguimos hablando (y mirando), pero ¿adónde, a qué aciaga y extraña calle
conducen las miradas instintivas y mecánicas?
Las tres de la madrugada, ya, ¿tan
pronto? Ya es domingo y las horas no dan
tregua.
A las cuatro llegamos a la Casa-Estudio. Le enseño su cuarto y le doy unas mínimas
nociones de dónde está todo: el baño, el frigo, etc.

Pero no me da la real gana callar
obviedades a gritos, y no tengo ni quiero tener <<pudor>>, y lo
cuento aquí, lo comento, lo hablamos…
(Hay un universo femenino que gravita
allá lejos, allí, por las estrellas de otra galaxia o, no sé por dónde. Reincido en decir que es un tópico, pero es
así. Esta noche, al menos, mi amigo y yo no hemos pagado ni un duro por el “palco
preferente” en la Fireta, sólo las cervezas.
Un surco más de la noche, uno de
tantos, tal vez se ha cerrado para siempre.
Y así estamos…)
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