domingo, 3 de mayo de 2015



30, ABRIL, 11.30 h.

Abril, Abril, Abril…

Abril navegando ya por los mares del calendario, por los desmontes temblorosos e inquietos de la noche.

Ininterrumpido Abril; tú, Abril, ya viajando a la intemperie por los océanos del cielo en retirada,  por las veredas sombrías donde agoniza el ensueño.

Abril solitario, asumiendo como propia toda la gloria del calendario sólo en su nombre.

Abril, surcando autopistas de nubes, atravesando cordilleras de agua que le despedirán allá en los confines donde el cielo cambia de nombre… y de color y de forma y de amante, sí. (Mayo, falso amor de la luz pereciendo antes de tiempo en el fuego anticipado del estío.)

Qué me traes.  Qué trajiste, Abril, cuéntalo.  Y dime, sobre todo, qué te llevas en el silencio nocturno y alevoso por las sendas dudosas y aciagas, esas que fueron algunas de tus estaciones erráticas y homicidas. Hubo homicidios en los campos de trigo verde y sangre de azul ultramar en las amplias noches claras.

Cuanta confusión en tus días… Qué gran desastre el de tus noches.
Qué te llevas, dime.  Qué viaja contigo…  Dónde ocultas  esas horas que has hurtado para llenar por completo ese tren de la noche, ese en el que partirás hoy, hoy mismo, sí, con tanta urgencia.

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