30, ABRIL, 11.30 h.
Abril, Abril,
Abril…
Abril
navegando ya por los mares del calendario, por los desmontes temblorosos e
inquietos de la noche.
Ininterrumpido
Abril; tú, Abril, ya viajando a la intemperie por los océanos del cielo en
retirada, por las veredas sombrías donde
agoniza el ensueño.
Abril
solitario, asumiendo como propia toda la gloria del calendario sólo en su
nombre.
Abril,
surcando autopistas de nubes, atravesando cordilleras de agua que le despedirán
allá en los confines donde el cielo cambia de nombre… y de color y de forma y
de amante, sí. (Mayo, falso amor de la luz pereciendo antes de tiempo en el
fuego anticipado del estío.)

Cuanta
confusión en tus días… Qué gran desastre el de tus noches.
Qué te llevas,
dime. Qué viaja contigo… Dónde ocultas esas horas que has hurtado para llenar por
completo ese tren de la noche, ese en el que partirás hoy, hoy mismo, sí, con
tanta urgencia.
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