19, MARZO. Notas desde la antigua
bodega
Cataratas de vacíos que retornan. Mares desolados que ya no sorprenden. Abismos repetidos de fondos previsibles. Vértigos que ya no asustan y, a veces, aún
estremecen. Humillados océanos del
tiempo vencidos por la reiteración y el abandono, venid, venid al encuentro
desde lejanas avenidas estelares, desde calles apartadas y amordazadas desde el
miedo. Venid, venid ahora mismo a
reparar –si aún es posible- las
gigantescas deflagraciones de los días multiplicados. Venid a detener el
continuo desangrarse de los cielos sin aparente beneficio para nadie. Venid, sí, por un instante siquiera, venid a
contemplar el insólito espectáculo de este gran naufragio ya anunciado.

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