16, DICIEMBRE
De nuevo, la tarde avanza,
se despliega, muy despacio, para ti, y para mí, como grandes velas al viento
invisible de la noche eterna. (Y esto no son palabras estériles; lo sabes.)
No tengas pudor que me repita,
No tengas pudor a coger la pluma, sí: he dicho la pluma, negra pluma con
sistema de carga de émbolo. Coge la pluma y escribe,
escribe despacio y sin cesar, inercialmente. Escribe lo que sea, pues da igual
(hay que hacerlo por “egoísmo” o “salvación”).
Escribe en esa dirección del viento leve que no cesa. Aprovecha su corriente, navega con él (y
conmigo, ¡por favor!) por todas las crestas celestes de nubes que
la noche nos ofrece, sí, tan sólo en ese instante que jamás sabremos calcular, y, ni falta que
nos hace.
¿Qué corrientes nos
llevan? ¿Qué vendavales desbordados
provocan este no parar, bailando sin descanso, sobre la cubierta agitada del mundo?
-¿Tan pequeño es el
mundo? -me dices, sorprendida y
perpleja.
-No lo sé. Yo nunca he sabido qué es el mundo. Tampoco
deseo saberlo. ¿Acaso es este instante, o sólo tu presencia, tu mirada
persistente…? Mira en todo caso, desde
aquí, mira hacia el abismo. Todo el mar
es de plata nocturna, y hay en él, además, grandes cargamentos dispersos de estrellas
submarinas que pronuncian tu nombre.
¿Puedes oírlo?
-No. No puedo escuchar nada. ¿Cómo sabes que me
nombran? Sólo deseo que la noche se
prolongue. ¿Y tú?
-Sí, yo también lo deseo. Aunque tampoco ya sé muy bien qué es realmente
la noche. ¿Acaso tú eres parte de la noche?
-No sé, tal vez. ¿Tú lo crees, y me ves así?
-Sí. Pero háblame muy bajo, para que el día no
despierte, él, que habita allí arriba, mira, sobre la frágil bóveda de estas
sábanas que nos cubren.
-Bien, te hablaré muy bajo
todo el tiempo. ¿Así?
-Un poco más bajo.
-¿Así…?
-Creo que sí.
"Al final de la tarde", obra de 2010? Óleo y técnica mixta sobre panel, 114 x 54 cm.
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