martes, 11 de noviembre de 2014



9. NOVIEMBRE

Ojalá me equivoque, pero creo que al café el Sol, en Zaragoza, le quedan breves. Bueno: dos telediarios.
El café el Sol tendrá unos treinta años o así, con lo que resulta ser un café sin historia.  Pero este café es de un neo-modernismo  años veinte sumamente sugerente.  Del café el Sol ya he hablado alguna vez.

Ayer estuve con un par de amigos en dicho café, pero en realidad no estaba allí, estaba en las nubes, y ellos lo notaron.
-Así que te gusta mucho este café –me decía uno de ellos-  Ya se nota, sí, cómo miras por el techo y todos los detalles.

En realidad no miraba nada, aunque conversaba muy animadamente, pero a ráfagas.
Este café lo ha abandonado la gente intermedia, y también la gente de tipo universitario o así (ese era su ambiente hace dos décadas aproximadamente).

Hoy, me sigue fascinando, pero le falta el alma del público variado y de un amplio segmente generacional.

También iba frecuentemente con una anticuaria que era bastante mayor que yo, y estábamos hasta que cerraban.  Un colega pintor me dijo que era travesti, cosa que a mí me daba exactamente igual porque tenía buena conversación y, sobre todo, hablaba mucho de modernismo.  Pero sí había un instante misterioso en la noche en el que, sin saber por qué, me rozaba la mano de forma que a mi de desagradaba en extremo. Entonces, el instinto y mis pocos años me decían que era el momento de irse.

No hay comentarios:

Publicar un comentario