20, OCTUBRE
Salgo al atardecer con urgencia, pues
ya la tarde es urgente y se desplaza veloz y sin pudor hacia la inmediata noche.
Rosadas y estiradas nubes caedizas
marchan, en tránsito indeterminado, hacia la duda y la confusión última de la
luz.

Veo la avenida, una pequeña parte de
la ciudad. Cada día es un espectáculo
que no sé ni he aprendido a apreciar.
Uno, yo o quién fuere, podría pasarse la vida entera hablando sobre el
vértigo sin repetirse, pues el <<vértigo>> es distinto cada
día. El Vértigo es un abismo insondable,
entre tantas cosas que puede llegar a ser, y cuyo único destino es el caos, la
reflexión ordenada o, ¡ay!, hacerse socio del equipo de futbol de tu ciudad:
algo que cura todos los males… a quién pueda curárselos, claro está. Pero del vértigo, el abismo o el circo (el
futbol) hablaremos otro día de mil formas distintas, si puede ser.
En la imagen: Fundiciones Averly, 2014. Óleo y mixta sobre lienzo, 100 x 50 cm. Obra de Guillermo Cabal, expuesta en la casa-estudio, Caspe.
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