jueves, 26 de diciembre de 2013



26,  DICIEMBRE.        Un sueño inquietante

Paseando por el centro de Madrid he recordado el sueño de esta noche.  En el Vuelo de Madrid a Pekín el avión se estrellaba en una de las cordilleras del sur de Siberia.  Todo a cámara lenta, entre los vientos de la tundra y el miedo a la noche siberiana. 

Confusamente se me representaba “mi” pequeña ciudad (todavía casi recién estrenada para mí)  de King-Tuen: sus calles, el bosque de las afueras, el lago, el puente de madera y la tarde sin tiempo.

He tenido miedo, mucho miedo, ese producido por la zozobra de saberse sin base, esa base mínima y delirante que son los más elementales proyectos arrumbados, sin explicación alguna, en las desoladas playas del olvido.
Wein Li miraba, no sé si a mí, inmóvil.  Era una enigmática estatua viviente y oriental, origen del presente de mi vida y fin del trayecto, quizá…

Izaskun, mi hija, atravesaba cordilleras y países en una gran nave que se desplazaba sin ruido a Escandinavia, dónde, curiosamente, había gran luz y fiesta de colores en el aire.  Izaskun, miraba, se despedía, para ir a volar más alto y al ritmo de su edad.  Mi ex, ese gran amor de tantos años, estaba subida en una gran plataforma flotante que arribaba hacia la playa de la Concha, en Donostia, y mientras, bailaba sola al ritmo de una canción francesa (los genes siempre andan por ahí) que tarareaba al mirarme.

-Nunca podrás amar a todas las mujeres. No es posible –me dijo un día, hace ya unos años.

Eso, o ese precisamente, es uno de los vértigos de “colección”, o, posiblemente de manual, para existencias que van por la cresta de la autodestrucción, o, en su defecto, de la gloria íntima, sin término medio, sorteando el vértigo de todos los abismos y pasiones.

Qué lejos, desde aquí, mi pequeña ciudad de King-Tuen.  Qué lejos Wein Li…  Qué lejos, sí, todas las estáticas miradas del mundo, esas que nunca podré amar, o conocer, o ver siquiera en el penúltimo crepúsculo donde duermen para siempre todas las tardes varadas y abstractas de la vida, de cualquier vida.

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