Texto (“fallido”) para el blog.
(Sobre mediados de 2012 ¿?)
SEÑORES,
llevo ya mucho tiempo mareando la
perdiz con esto de la página Web,
el blog
y estas historias. Además,
también dicen –y me dicen- que sin todo esto ya no existes, no estás en el
mundo o “no eres nadie”. ¡Qué cosas¡, nadie… Eso sí que produce vértigo
existencial. Pero uno, decimonónico
impenitente, pero que cree estar en el mundo, aún que ya empiezo a tener dudas,
cada vez entiende menos de qué mundo
le
están hablando, y por eso lo he demorado tanto, ya, entre paseo y crepúsculo, más paseos y más
crepúsculos (verdadero motivo éste,
créanme, de envidas para algunos
conocidos, amigos e incluso allegados).
Hace tiempo que determinados esquemas personales (y sociales) se me
rompieron -¿quizá deliberadamente?-, o
tal vez sólo los esquemas más convencionales, y ahora, van por ahí, libres
y a su aire; pero con cierta coherencia,
eso sí. Eso siempre.
Alguna
vez, aunque con poca esperanza, sigo intentando traducir los jeroglíficos en clave que nos envía la tarde o, una mañana
imprevisible.
Demasiadas
veces, para ser riguroso, nos adentramos en el bosque intrincado y estéril, por improductivo -¿improductivo?-, del pensamiento y la divagación casi permanentes.
Uno
ya sabe y es consciente, desde hace tiempo, que hay que ser amable y sonreir
siempre, aunque se nos caiga la dentadura (mis dientes todavía son los
originales. A ver que duran…).
Uno,
también sabe, que hay que ser falsamente modesto; lo que quiere decir:
hipócrita, falso (mego, somarda) y, eso sí, llevar algún artilugio secretamente
afilado (obviamente es una metáfora), a
ser posible “doblado”, para aplicárselo
a no se sabe muy bien quién. Pero todo
eso, aún siendo así, a mí no me apetece porque me da mucha pereza y me resta
fuerzas para pasear, para mirar y admirar las interminables curvas y elipses
del mundo…, toda esa belleza que nos
quiebra el alma y hasta los sentidos y la voluntad. Es por eso por lo que ya dije hace algo más
de dos décadas que, el poner en práctica
la pose
y el mecanismo de un currículum y, además permanentemente -
¡¡ casi nada¡¡-, puede resultar agotador porque la vida son dos días y, ésta,
si nos descuidamos, se nos va entre una tontería y otra todavía mayor; una majadería improvisada y, lo peor
y aún más agotador
-supongo-: una extraña pose
largamente mantenida…., hasta que nos da un infarto antes de tiempo (nunca se
sabrá cuando es antes de
tiempo…) y nuestra figura queda truncada
de un golpe mortal -ay-…, que terrible y literal ironía.
Me
han advertido, con sincera reiteración –tal vez tenga su argumentación lógica, pero
que yo no entiendo- que no escriba en esta Web, blog o lo que quiera que sea, y menos que no
me “retrate”, y que si lo hago que no me “enrolle” demasiado porque la mayoría del personal no quiere leer
casi nada y, más aún, sobre todo si el texto no es convencionalmente “amable”,
algo edulcorado o, sutilmente
intelectual pero sin que se note mucho (esto último es cosa mía). Pero sobre todo, me decían, que sea muy
breve, cosa que ya no voy a cumplir: ni brevedad ni amabilidad, y, ni siquiera el
llevar puesta la máscara de la sonrisa
mecánico-automática.
Pero
uno ya no tiene dudas que detrás de un gesto velado, una composición, una
escultura, pintura, escenografía o
lo que sea, el inconsciente, o la simple curiosidad, nos reclama saber quién
hay detrás de todo eso: colores,
composiciones, teatralidad y, quizá, sobre todo, literariedad existencial, que
para quién esto escribe y suscribe es sumamente importante; es decir, algo tan
básico y preciso como el relacionar la obra –esa impronta escenográfica que
sacude (o no) a nuestra vista- con la
imagen exterior e INTERIOR de quién está
detrás de ella.
Hoy,
creo que aún (me) queda un poso, todavía visible, pero ya remoto, de aquellas
pinturas realizadas pasionalmente en esa primerísima juventud y, al abrigo,
casi extemporáneo, de la música y las danzas medievales y del renacimiento.
En
este momento, y porque casi todo es obscenamente transitorio y cambiante, si me
diesen a elegir una música para el día de mi funeral pediría que me pusiesen
las arias 4, 18 y 19 de Madama Butterfly, por María Callas.
Uno,
se repite más de una vez con cierta autocomplacencia y, reitera nuevamente que,
fuera del intimismo no hay vida, y fuera del sueño o ensueño del amor/AMOR menos aún.
En
este lapsus de los días es todo un lujo –o una insensatez- desperdiciar el
tiempo en desmedidas vanidades
biográficas que, a veces, llegan –incluso- a sobrepasar la frontera de
lo patológico. Pero es muy cierto que
sin un poco de vanidad (que no es en su fondo más que obligada
autoestima y, sobre todo, DEFENSA PROPIA)
nos atropellan como con una apisonadora
y sin la menor piedad. El otro
reverso ya es sabido: con una excesiva dosis estupidez (a veces no hay más
remedio que llamar a las cosas por su nombre),
aunque ésta se encuentre muy bien disimulada, perdemos fácilmente el
norte, la brújula y cualquier dirección, y aunque ganamos cierta -¡o bastante¡-
aprobación
social, derivamos irreversiblemente
hacia el vacío, un luminoso vacío de colores
apócrifos que ya han nacido muertos.
…y ahora sí que si. Ahora si que viene, para quienes hayan leído
esto y, en todo caso deseen seguir, el obligado
u “obligado” historial profesional, currículum o como quieran llamarlo. Yo, en su lugar, casi pasaría de él, pero
debo decir y todavía hay que “entender” que, en cierta medida, aún sigue siendo algo
instintivamente reclamado socialmente.
Aunque este currículum o historial sí puede decirse que tiene la ventaja de no estar actualizado y, sobre todo, en
el insufrible apartado (he leído ya unos
cuantos por ahí…) de las
Exposiciones Colectivas, que es donde el
personal se explaya en medio de un río revuelto de “exposiciones” de lo más peregrinas. Ejemplo:
yo –o quién sea- le regalo (o le meto en la maleta) un dibujito a un
amigo que va a Nueva Zelanda y,
ya lo contabilizo como una
Exposición Colectiva o, mejor aún, como una “colección” privada en aquél
lejano país… O es mostrada una “obrita”
durante unos minutos en el ayuntamiento de una ciudad del extranjero y, ya “se
puede” poner, sin sonrojo alguno, “Exposición en el Ayuntamiento de tal y
cual…” Los ejemplos pueden ser extensos,
casi increíbles, y, sobre todo, como ya dije antes, de lo más peregrinos.
Como ya he dicho, el apartado de Exposiciones
Colectivas no está actualizado, pero no es por modestia, no, sino por
pereza. Hoy, la modestia, ya me importa
un bledo venga esta de dónde venga, pues no me la creo porque no me fío -casi-
de ningún modesto y, además, para
colmo suelo acertar. Uno ha pasado la
mayor parte de su vida oyendo eso de
“Pero qué modesto es”, “Es tan
modesto”, etcétera. Y me quedaba, sí,
bastante confuso con aquella cualidad que con tanta reiteración se me atribuía. Y resulta que no era modestia… sino candidez
y desmesurada bondad fuera de
contexto. Por eso, ahora, un
poco de sarcasmo comedido -¡y riguroso¡, sí, riguroso- para
compensar de tanto pasado bondadoso y cándido no viene nada de mal.
Ya
para terminar, pido efusivas y drásticas disculpas a todos aquellos a quienes
haya podido agredir mi rotunda sinceridad…, que tampoco, ahora ya, resulta una cualidad, sino más bien,
quizá, una tardía -sí, ya muy tardía-
cura de salud.
Un
saludo frondoso y auténtico
Guillermo
CABAL Jover
(Hoy,
sábado 20 de mayo de 2013, Todavía
no he confeccionado el currículum digitalizado -¿se dice así?-, pero me encuentro cerca de hacerlo, un año de
estos, quiero decir. Empezaré el
lunes. Va a ser,
No hay comentarios:
Publicar un comentario