lunes, 4 de marzo de 2013



                                                                     PODRÍA ESCRIBIR…      31 de Marzo,  2011   (Bodega)


 Podría escribir, por ejemplo:
            “Si me llamaras, sí,
              me llamaras,
              todo lo dejaría”,   etcétera.

Podría escribir eso mismo, o parecido, pero sonaría mucho a Pedro Salinas y, porque además, es de Salinas.  Y quizá es el poema más bello y lujosamente literario de toda su poesía.  “Si me  llamaras, sí, si me llamaras”.   Pero lo hago mío.  O es como mío desde ahora y desde siempre.  “Si me llamaras, sí, si me llamaras”,   Pero quién…
Es primavera y no me llamas (¿quién y desde dónde?).

Vendrá el verano y,  sin saber que espero, esperaré;  esperaré esa llamada silente de la ausencia, del color y del latido, ya atenuada  amablemente  en esas luces estivales; esa Ausencia.   Y llegará el otoño y hasta pasará el invierno, con estruendo o de puntillas,    y habré amado  –sin saberlo-  a esas ausencias, en sus silencios, en sus vacíos.
Amar es el más alto de los vuelos.  No sé si lo he leído o, en todo caso  –creo que sí-  ha venido ahora, solo, hasta mi pluma  y lo he plasmado con urgencia.  Y lo repito porque me da placer, me relaja o simplemente deseo volver a verlo escrito, sí, delante de mí,  Amar es el más alto de los vuelos”.   Qué bien suena.   Pero ahora, voy volando ya por el subsuelo sin quererlo, o sin saberlo, sin sentirlo…, o sí que lo siento, porque tengo esa remota certeza.  Quizá también amar puede llegar a sentirse desde el subsuelo, por el cielo (qué fácil así) o la caverna, en la luz o la penumbra.   Y voy volando a ras de tierra o por el suelo (que ya es raro).  Voy volando, en todo caso, en la luz o por la sombra.   Voy volando muy despacio, sí, por el suelo o dónde sea, hasta esa muerte imprevisible de mis horas, o mis días…  Lo que sea.

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