3, mayo, 2017
Compiègne, esa villa imperial
napoleónica que yo no conocía.
Regresábamos esta mañana de la
pequeña ciudad de 45.OOO habitantes, viendo un mar de nubes y campos lejanos en
el vuelo de París a nuestra ciudad. Hace tiempo que deseaba conocer Compiègne,
tan ligada al gran (y presente) amor de
incipiente madurez, segunda juventud, o, juventud plena, ya tan lejana.
De nuevo las amplias ensenadas de los
cielos; los blancos surcos dilatados hasta el infinito. Un vuelo cierto, real y peligroso que siempre
procuro evitar…, porque no lo controlo.
Los vuelos del pensamiento trascienden infinitamente más que estos aeronáuticos;
loa vuelos de las palabras, de los ensueños sin fisuras, a cielo abierto y sin paracaídas. No hay nada nuevo: en el regreso percibía el
retorno, esa vuelta a no sé dónde que nos anuncia, impúdicamente, la
sobrecogedora soledad de los cielos y, que no es otra cosa que el caos del
universo en el que vivimos, el absurdo y temible desasistimiento del hombre en
su viaje cósmico y sin rumbo a ninguna parte.
Pensaba en las religiones y sus distintas mitologías que las arropan; la
mitología hebrea, tan rica, tan mística y tan cruel; la mística católica, con toda su inabarcable
iconografía y riqueza arquitectónica que tanta belleza ha creado y, tantos
estragos históricos ha causado a las clases pobres, ignorantes y
sometidas. Pensaba en el vacío, en lo fácil
que es creer y la “necesidad” de una religión, sea la que fuere, para
justificar nuestras carencias de todo tipo.
Y pensaba, sobre todo, en darles cancha a los demás, sí, para no
discutir, pues las discusiones estériles son poco ilustrativas y no conducen a
nada…, y también, y como suele decirse, en no entrar al trapo de nada y hacerme
el despistado, cosa que a veces, resulta difícil.
Pero, en todo caso, la mística
auténtica, como la lírica, creo que será algo eterno que acompañará al ser
humano hasta el final de los tiempos.
…Y el Mercado siempre está ahí, con
sus guerras “justas” (occidentales) y sus devastaciones implacables para crear
nuevos mercados después de la destrucción de culturas y países que quieren (querrían…) ser independientes y
gestionar sus riquezas. Algo así, es (debería
ser)tan comprensible…
¿Tan comprensible….?
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