jueves, 30 de junio de 2016



27, junio, 2016   (El futbol, una vez más…) 

¿Cómo no entender/transigir con todo aquel que desea soñar?

Lo he visto más veces, y hoy, una vez más:  las calles semidesiertas.  ¿Agonía de soledad transitoria? ¿Confusión abstracta? ¿A qué mundo pertenece uno, ya, en no se sabe qué retorno?

Sí; cómo no entender los sueños…  sean los que fueren.

La selección de fútbol del país juega no sé qué partido europeo decisivo (casi todos son “decisivos”), y las calles, ya queda dicho, están semidesiertas.   Y todo me parece bien, pues a veces uno transige con casi todo, que no todo.

Un universo urbano desolado bajo el implacable sol del naciente verano.  Una luz ciega, vacía, densa, ausente.  ¿De dónde viene esa luz tan vacua, tan ausente, tan débil y doliente, tan banal?

Calles huérfanas, que hoy, no refuerzan ni condensan el misterioso solar del pensamiento; lo disipan, lo confunden, lo atribulan… en un penúltimo eslabón de no se sabe qué existencia.

Colmillos de"Tiburón 25", película norteamericana del mismo título. Pintura y alambre sobre madera, 45 x 14 x 9 cm.

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