26, abril, 2016
Vacío de palabras, orfandad de
secuencias conectadas a cualquier continuidad que dé coherencia a…, y ¿qué coherencia? Ausencias avanzando por todos los caminos
que conozco, cubriendo con su velo negro todas las verdades que yo creí
verdaderas.
No espero las visitas. No quiero las visitas de nada y de nadie,
sólo quiero sincera erudición existencial a mi lado y, poco más; sólo este mar de niebla que me lleve por inercia adónde
quiera, lejos, más lejos y nunca suficiente; sí, aún más lejos, por favor, si
puede ser. No sólo se ha roto la magia,
que ya era mucho, se ha roto, sencillamente, la inercia de la vida, y la vida a
mí me parece que tiene difícil reparación.
Difícil el reparar “ese mecanismo”
que daba mínimo argumento a los días.
Difícil de llevar, con uno mismo, este lastre del vacío de las palabras y los
días…
Foto: Casa-museo Guillermo CABAL
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